jueves, 22 de marzo de 2012

Tema 18. La crisis de la Restauración. El reinado de Alfonso XIII. La dictadura de Primo de Rivera y la caída de la Monarquía.


TEMA 18: LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN. EL REINADO DE ALFONSO XIII. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA.

1)  LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN. EL REINADO DE ALFONSO XIII (1902-1923).

a)      Características y evolución de la vida política

   En mayo de 1902 Alfonso XIII se convierte en rey de España. Durante su reinado y hasta el golpe militar de Primo de Rivera, asistimos a la crisis del sistema del turno de partidos. Las características principales del período son:
·         La actuación política del rey. Alfonso XIII tuvo un papel político activo: influyó en los cambios de gobierno, participó en la acción política y apoyó al sector más conservador del Ejército. Esta actuación provocó el descrédito de la Monarquía.
·         La división interna de los partidos turnantes tras la muerte de Canovas (1897) y Sagasta (1903). En los dos partidos surgieron líderes que lucharon por el control de los mismos. Los principales líderes del Partido Conservador fueron Francisco Silvela, Antonio Maura y Eduardo Dato; y en el Partido Liberal Segismundo Moret, Canalejas y el conde de Romanones.
·         El aumento de la inestabilidad política, que se manifiesta en los sucesivos cambios de gobierno y su escasa duración. Entre 1902 y 1923 sólo cinco duraron más de un año.
·         La pérdida de influencia del caciquismo que restó eficacia a la manipulación electoral, especialmente en las grandes ciudades. Este hecho se manifestó en que las mayorías parlamentarias fueran precarias.
·         El fortalecimiento de los partidos políticos ajenos al sistema de la Restauración: socialistas, nacionalistas, republicanos, etc., que incrementaron su fuerza electoral.
·         El aumento de la conflictividad social: por la mayor conciencia de clase de obreros y campesinos, la degradación de las condiciones de vida de los trabajadores, la fuerza de los sindicatos obreros, etc.

b)      La evolución política hasta 1914. Características y problemas

   Hasta 1917 se mantuvo el turno bipartidista; Partido Liberal y el Partido Conservador, pero aumentó el número de diputados que representaban a nuevas corrientes políticas (catalanismo y  republicanismo).
                 Este período se caracteriza por cuatro graves problemas:
·         Aumento de la conflictividad social. Se produjeron diversas huelgas en Andalucía, Barcelona, Bilbao, y se registró una mayor afiliación a los partidos y organizaciones obreras. El gobierno se limitó a la creación del Instituto de Reformas Sociales (1903), encargado de proponer reformas para mejorar las condiciones de vida de las clases trabajadoras, y el Instituto de Previsión Social, antecedente de la Seguridad Social.
·         Cuestión religiosa. El anticlericalismo tenía su origen en el control que la Iglesia ejercía sobre la enseñanza. Socialistas, republicanos y algunos sectores del Partido Liberal (Canalejas) propusieron un recorte del poder de la Iglesia, la disminución de su influencia social, etc.
·         Problema militar. Un sector del Ejército culpaba a los políticos del desastre del 98 y reclamaba un papel más activo de los militares en la vida política. Esta actitud fue criticada por los sectores antimilitaristas y por la prensa, especialmente la catalana, que consideraba al Ejército como el responsable del desastre. El Ejército presionó al gobierno que, en 1906, aprobó la Ley de Jurisdicciones, en la que se establecía que los delitos contra el Ejército, incluidas las injurias, eran delitos contra la Patria, y los ponía bajo jurisdicción militar. Esta ley fue contestada por diversos sectores como los republicanos, nacionalistas, movimiento obrero, que pidieron su derogación.
·         Crecimiento de los movimientos nacionalistas. En el País Vasco, Sabino Arana suavizó sus planteamientos para conectar con la burguesía vasca. En Cataluña, la pérdida de las colonias motivó un crecimiento del nacionalismo por el perjuicio económico que representaba. Este sentimiento nacionalista se manifestó en la creación de la Lliga Regionalista, que se convirtió en la fuerza catalanista más importante.

   En 1907 Antonio Maura, líder del Partido Conservador, se convirtió en jefe de gobierno (gobierno largo de Maura). Realizó un programa de reformas (“revolución desde arriba”), y llegó a un acuerdo con la Lliga. Algunas de estas reformas tuvieron contenido económico (Ley de Protección Industrial, Ley de Fomento de Industrias y Construcciones, etc), pero la más ambiciosa fue la Ley de Administración Local. Esta ley suponía la creación de las Mancomunidades, es decir, la agrupación de las Diputaciones provinciales, lo que significaba un primer paso hacia el autogobierno regional. Esta ley le facilitó el entendimiento con la Lliga. Para Maura era la base necesaria para desmantelar el caciquismo y hacer partícipe en la vida política a la“masa neutra del país”. La ley no llegó a aprobarse porque el gobierno Maura cayó por los sucesos de la Semana Trágica.
   Con ese nombre se hace referencia a los acontecimientos que se desarrollaron en julio de 1909 en Barcelona. Primero, se produjeron manifestaciones y, luego, se declaró una huelga general promovida por anarquistas, socialistas y lerrouxistas, que derivó en una violenta insurrección espontánea apoyada por  la clase obrera barcelonesa. Los obreros ocuparon las calles, se cortaron las comunicaciones con el resto de España y fueron incendiados conventos e iglesias. El gobierno de Maura proclamó el estado de guerra en Barcelona y envió al Ejército para reprimir la insurrección. Las causas de la Semana Trágica fueron:
  • La protesta contra la guerra colonial de Marruecos. Tras el desastre de 1898, la única posibilidad del colonialismo español era esta zona, en la que también estaba interesada Francia. En 1906 la Conferencia de Algeciras concedió a ambos países un protectorado conjunto sobre este territorio, y entregó a España la administración del Rif (norte de Marruecos). En los años posteriores, las compañías españolas comenzaron a instalarse allí, con el objetivo de explotar las riquezas mineras de la región. Los trabajadores de una de estas compañías sufrieron un ataque de los miembros de algunas cabilas (tribus) de la zona. El gobierno de Maura decidió enviar a los reservistas para defender los intereses españoles. Los reservistas debían concentrarse en Madrid y Barcelona para trasladarse a África. Estos reservistas habían finalizado su servicio militar seis años antes. Las clases obreras protestaron contra el sistema de reclutamiento militar que enviaba a los más pobres a morir en Marruecos para defender los intereses económicos de los propietarios de las minas y satisfacer a los oficiales del Ejército, favorables a la intervención en la zona, porque conseguían ascensos fáciles y rápidos en guerra.
  • El anticlericalismo. Muy arraigado en las clases populares y alimentado por la propaganda de Alejandro Lerroux.
  • El persistente malestar económico de la clase obrera barcelonesa.

      Las consecuencias más importantes fueron:
·         La caída del gobierno de Maura en octubre de 1909 y la vuelta del Partido Liberal al gobierno.
·         La formación de la conjunción republicano-socialista para hacer frente común contra el régimen monárquico. Fue el primer paso de una colaboración que conducirá a la II República.
·         La durísima represión gubernamental contra el movimiento obrero. Una muestra fue el proceso (procesos de Montjuïc) del pedagogo y anarquista  Ferrer Guardia. Era inocente, pero murió ejecutado tras ser juzgado por un Tribunal Militar y acusado sin pruebas de organizar la rebelión. Su ejecución provocó una oleada de protestas internacionales.

   En febrero de 1910 el rey encargó la formación de gobierno a José Canalejas (líder del ala izquierdista del Partido Liberal). Su programa político era regeneracionista, pero más abierto que el de Maura. Su acción de gobierno se caracteriza:
·      Realización de reformas sociales. Se sustituyó el impuesto de consumos por un impuesto sobre las rentas urbanas, y modificó el sistema de quintas, haciéndose obligatorio el servicio militar en tiempos de guerra y estableciendo un sistema de redención en tiempos de paz. Propició el diálogo con las organizaciones obreras.
·      Política religiosa. Su objetivo era lograr una separación real entre Iglesia y Estado. El problema religioso se había agravado como consecuencia del establecimiento en España de numerosas órdenes religiosas que huían de la política laicista de la Tercera República francesa. La pretensión de Canalejas era someter las actividades de la Iglesia al control del Estado y que las órdenes no reconocidas se regularan por la Ley de Asociaciones de 1887. La decisión supuso la ruptura de las relaciones diplomáticas entre España y el Vaticano, y la oposición de la Iglesia española. El gobierno de Canalejas optó por una solución de compromiso: la Ley del Candado de 1912. Según esta ley, no podrían establecerse nuevas órdenes hasta que no se aprobará una nueva Ley de Asociaciones. En caso de que no se aprobará en un plazo de dos años, la Ley del Candado quedaría abolida.
·      Política regionalista. Canalejas impulsó la Ley de Mancomunidades, pero no pudo ver su aprobación porque fue asesinado el 12 de noviembre de 1912.

c)       La Primera Guerra Mundial y sus repercusiones en España.

   Tras el estallido de la guerra, se publicó el Decreto sobre neutralidad y no intervención (30 de julio 1914). El alejamiento de España de las grandes alianzas europeas (Triple Alianza y Entente Cordial), y la debilidad diplomática, económica y militar fueron las razones de la neutralidad.
   La guerra generó posturas diferentes. Por un lado, las fuerzas conservadoras y de derechas eran germanófilas, es decir, apoyaron a los Imperios Centrales, porque deseaban un poder fuerte y autoritario como el que éstos representaban. Por el contrario, los sectores progresistas eran aliadófilos. El Partido Liberal y sus diversos líderes (Romanones, García Prieto, Alba) apoyaron a los aliados, como expresión de un sistema político parlamentario y liberal. Republicanos y socialistas también lo eran.
   Desde el punto de vista económico, la neutralidad hizo posible el desarrollo de la economía española. Aumentaron las exportaciones, creció la industria y los beneficios permitieron dos años de euforia general, especialmente en las clases medias y altas. Por otro lado, la guerra tuvo consecuencias sociales negativas: aumento del paro, inflación, descenso de los salarios reales. El resultado fue el crecimiento de las organizaciones obreras, que aumentaron de forma espectacular sus afiliados. Las protestas, las agitaciones campesinas y las huelgas fueron hechos habituales.
   Uno de los principales acontecimientos fue la crisis de 1917. En 1917 tres sectores sociales (militares, políticos y clase obrera) hicieron pública su protesta ante la situación general del país. Cada grupo partía de unos problemas propios, pero los tres coincidían en la petición de una reforma de la vida política. Fue una crisis institucional que puso de manifiesto la incapacidad del sistema para hacer frente a la nueva dinámica del país.

·      Conflicto militar. El movimiento militar fue esencialmente corporativo con reivindicaciones concretas, relacionadas con los sueldos, insuficientes por la inflación, y por el favoritismo en los ascensos. Con el propósito de presionar al gobierno, protestar y defender sus reivindicaciones crearon unos organismos denominados Juntas Militares de Defensa. La Junta Superior, que coordinaba la acción de todas las Juntas, tenía su sede en Barcelona y fue apoyada por la Lliga; lo mismo hicieron los republicanos y las centrales sindicales, que confundieron una protesta puntual de algunos miembros del Ejército, con el inicio de un proceso revolucionario. Las Juntas reclamaban un aumento del sueldo, la determinación de los ascensos únicamente por rigurosa antigüedad y la supresión de los ascensos por méritos de guerra que sólo beneficiaban a los militares que combatían en Marruecos (africanistas). En mayo de 1917 el gobierno liberal de Romanones acordó disolver las Juntas, pero la Junta Superior se negó a seguir las órdenes del gobierno y se originó una confrontación entre el Ejército y el poder civil, lo que obligó al gobierno a dimitir. El nuevo gobierno conservador de Dato legalizó las Juntas y las reconoció como portavoces del Ejército, prometiéndoles una subida de los sueldos y la regulación de los ascensos. El fin del conflicto demostraba la debilidad del sistema político y la falta de autoridad del gobierno.

·      La protesta política. En julio de 1917 los parlamentarios catalanes de la Lliga, a los que se unieron luego los de la oposición, fueron los protagonistas de un movimiento político que pedía la convocatoria de Cortes Constituyentes el fin de reformar la Constitución y dar una nueva organización al Estado sobre bases autonómicas. Esta Asamblea de Parlamentarios fue disuelta y la Lliga terminó pactando con el poder. Así, en el nuevo gobierno formado en noviembre de 1917 dos de los ministros pertenecían a la Lliga; por primera vez en la Historia de España los nacionalistas catalanes entraban a formar parte del gobierno. La Lliga contribuyó a reforzar el sistema que aseguraba combatir.

·      El problema obrero: la huelga general de 1917. Fue convocada por la UGT y la CNT. Estas centrales sindicales tenían estrategias y fines distintos. Los socialistas deseaban acelerar un cambio de sistema, en sentido democrático, haciendo caer al régimen político de la Restauración. Los anarcosindicalistas veían la huelga general como un instrumento para la caída del régimen y el inicio de una revolución social. Animados por el éxito de la huelga general de diciembre de 1916, llegaron a un pacto de acción conjunta en marzo de 1917. A lo largo del año, se produjeron diversas movilizaciones y, en agosto de 1917, se inició la huelga general. El gobierno respondió con la ley marcial, el encarcelamiento del comité revolucionario y una fortísima represión.

Aunque el sistema superó estos conflictos, sus efectos permiten hablar de una crisis institucional que precipitó su quiebra. La representación política empezó a orientarse hacia el pluripartidismo y se abrió el camino a los gobiernos de concentración, último esfuerzo de mantener el sistema canovista.

d)   La crisis definitiva del sistema. Los gobiernos de concentración (1918-1923)

   Los partidos históricos eran incapaces de hacer frente a los problemas del país. En un intento de salvar el sistema aparecieron los gobiernos de concentración, que agruparon a políticos de una misma tendencia (conservadora o liberal) o de tendencias diversas, que reflejaban la profunda división de la sociedad española y la falta de representatividad del parlamentarismo canovista. El abstencionismo electoral creciente, el incremento de la representación socialista y de los nacionalismos catalán y vasco, junto con el desplazamiento del voto hacia los republicanos en las ciudades, ponían de manifiesto que se había producido un cambio que anunciaba la ruptura definitiva del régimen en 1931.
   Esta situación de crisis global condujo al golpe militar de 1923, que salvó, provisionalmente, la monarquía, pero al romper la legalidad constitucional preparó su caída.
   Los problemas más importantes de este período fueron:
·      La “guerra social”. El momento más importante de la lucha social fue el período 1918-1923, en el que el sindicalismo adquirió una fuerte organización, y la acción sindical combinó la huelga y la negociación. Esto le permitió vencer en numerosas huelgas y obtener mejoras del gobierno y de la patronal. Entre ellas hay que señalar la Ley sobre la jornada de ocho horas (1919);  los inicios de la previsión social (retiro obrero, protección a la maternidad); la creación del Ministerio de Trabajo (1920), etc. Pero en estos años, la represión sustituyó a la negociación, haciendo que la lucha social fuera muy violenta. Los patronos respondieron a las huelgas con el cierre de las fábricas, con la exigencia de no tener carné sindical para poder ser admitidos y con la violencia contra los obreros. El gobierno confundió el problema laboral con el orden público y utilizó el Ejército como instrumento para restablecer la paz. Uno de los hechos más significativos fue el nombramiento del general Martínez Anido como gobernador civil de Barcelona. Su actuación se caracterizó por la supresión de las garantías constitucionales, el estado de excepción, los encarcelamientos, la implantación de la Ley de Fugas en 1921. Esta forma de actuar se trasladó a otras zonas de España. Esta política represiva generó el terrorismo, alimentado por pistoleros a sueldo utilizados por obreros, patronos y gobierno, provocando una guerra social que distorsionó la acción sindical, quebró las organizaciones obreras y sembró el malestar y la inseguridad en toda la sociedad. En medio de esta situación, el miedo burgués a la revolución propició la constitución de grupos y organizaciones paramilitares que actuaron contra las organizaciones obreras. El más importante de estos grupos fue el Sindicato Libre creado en Barcelona en 1920 para oponerse, principalmente, a la CNT.

·      La guerra de Marruecos: el desastre de Annual En 1921 una acción militar mal planificada desde la comandancia de Melilla por el general Fernández Silvestre permitió al líder guerrillero del Rif, Abd-el-Krim, atacar la posición de Annual, defendida por tropas mal preparadas, que reaccionaron huyendo, sin que el general Silvestre supiera afrontar la situación. El desastre de Annual supuso la muerte de 13.000 soldados. El desastre agravó la mala imagen que tenía el Ejército en la sociedad española, y algunos sectores reclamaron responsabilidades militares y políticas por la derrota. Para determinar las responsabilidades se inició la instrucción de una investigación, el expediente Picasso. Los intereses de las compañías mineras del Rif, y la oposición del propio gobierno a ahondar en la investigación, dificultaron la tramitación del expediente. En este contexto, se produjo el golpe militar de 1923.

2)  LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA     (1923-1931).

a)   Causas del golpe de Estado

·      El problema de Marruecos. Tras el desastre de Annual, se hizo evidente la ineficacia de los gobiernos para resolver este problema. El ejército exigía un aumento de los gastos militares para responder a la humillación sufrida. Ante la negativa del gobierno, varios jefes militares se sumaron al golpe, especialmente los africanistas, partidarios de llevar la intervención de Marruecos hasta el final. Además, la instrucción del expediente Picasso provocó un gran malestar en el ejército y su desconfianza hacia los políticos. La opinión pública era partidaria de poner fin a la guerra e investigar las responsabilidades por los hechos de Annual.
·      La crisis del turnismo bipartidista.  Los partidos del turno se habían dividido en facciones dirigidas por algunos de sus miembros más destacados, y enfrentadas entre sí. Las consecuencias fueron las sucesivas crisis gubernamentales (23 cambios de gobierno desde 1917), y la incapacidad de los gobiernos de solucionar los graves problemas del país y de evolucionar hacia un modelo democrático. Cada día cobraba más fuerza la idea de la necesidad de un “hombre de hierro” que pusiera orden y desarrollará una política que acabará con el sistema político de la Restauración.
·      La generalización de los desórdenes públicos y la agudización de los conflictos sociales (huelgas, protestas campesinas, etc.), que preocupaban a las clases dirigentes. Por ello, pensaban que era necesario un gobierno fuerte que frenará el desarrollo del movimiento obrero.
·      El problema nacionalista. El auge del nacionalismo en Cataluña y en el País Vasco provocaba el rechazo de los sectores más derechistas, que lo consideraban una amenaza a “la unidad de la Patria”.
·      El apoyo de Alfonso XIII.  Su apoyo explícito a Primo de Rivera unió el futuro de la Monarquía al de la Dictadura.
·      El contexto internacional. En 1923 había triunfado el fascismo en Italia, la democracia retrocedía y se establecían gobiernos autoritarios, especialmente en Centroeuropa.

b)   El golpe de 1923 y el Directorio Militar.

   En junio de 1923, un grupo de militares (el cuadrilátero: Cavalcanti, Berenguer, Saro y Dabán), y entre ellos varios africanistas, llegaron al acuerdo de preparar un golpe e instaurar un gobierno fuerte. A principios de septiembre, acordaron que fuera Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, quien lo dirigiera. Primo de Rivera se sublevó el 12 de septiembre y el golpe triunfó gracias a la actitud de Alfonso XIII. Alfonso XIII, que ya conocía los preparativos del golpe militar, deseaba un gobierno autoritario. Por ello, el rey aceptó los hechos y encargó la formación de gobierno a Primo de Rivera (14 de septiembre). El 15 de septiembre el rey aceptó la propuesta de nombrar ministro único a Primo de Rivera, que sería aconsejado por un Directorio Militar integrado por militares. Así, se estableció una Dictadura de carácter personalista.
   Los objetivos del golpe militar fueron definidos en el Manifiesto de 13 de septiembre:
·         Corregir los defectos del sistema político de la Restauración y eliminar el caciquismo.
·         Solucionar el problema marroquí.
·         Garantizar el orden público.
·         Terminar con el anticlericalismo y el separatismo.
   Los principios y valores que inspiraban al general Primo de Rivera eran tradicionales y típicamente militares: orden, eficacia, disciplina, autoridad y amor a la patria. El dictador español no puede ser considerado un fascista, aunque sentía una gran admiración por Mussolini.
   El golpe militar no sorprendió a la sociedad española, y la opinión pública acogió la nueva situación entre la indeferencia y la aprobación. La burguesía católica y derechista, así como los sectores patronales industriales y comerciales recibieron la Dictadura con entusiasmo y satisfacción. Por el contrario, los anarquistas y los comunistas reaccionaron convocando una huelga general que fracasó. Los socialistas  sólo protestaron verbalmente.
   En un primer momento, se presentó la Dictadura como una solución política provisional y excepcional. Primo de Rivera concebía su régimen militar como un breve paréntesis temporal para poner orden, solucionar los males de España y volver a los cuarteles restableciendo la normalidad constitucional anterior. Con el tiempo, Primo de Rivera intentó prolongar su poder personal para configurar un nuevo Estado que sustituyera el sistema establecido en la Constitución de 1876. Las medidas políticas iniciales fueron:
·         La suspensión de la Constitución y la disolución de las Cortes.
·         La declaración del estado de guerra en todo el territorio.
·         La sustitución de los gobernadores civiles por militares, que asumieron el poder en las provincias, y de los altos cargos de la Administración por mandos militares.
·         El establecimiento de una dura censura de prensa que impedía cualquier crítica al régimen.
   Hasta 1925 la acción política del dictador pretendía acabar con los partidos de la Restauración y el régimen parlamentario, pero la Dictadura no tocó la base real del sistema: la oligarquía de terratenientes e industriales, que siguió dominando la vida económica y social, y que se aprovechó del régimen y de la prosperidad económica para afianzar su poder económico.
   En 1924 se aprobó el Estatuto Municipal (obra de José Calvo Sotelo) que intentaba acabar con el caciquismo y aumentar la autonomía económica de los municipios. Estos fines no fueron conseguidos porque los gobernadores militares continuaron nombrando alcaldes y concejales.
   El orden público era otro de los objetivos de Primo de Rivera, que identificaba movimiento obrero, anarquismo y delincuencia. Se dictaron órdenes para reprimir cualquier tipo de protesta y manifestación, y se estableció una estricta censura de prensa. Por otro lado, para reforzar las fuerzas de orden público, Primo de Rivera intentó extender la institución catalana del Somatén a todo el país. La intención era crear un cuerpo auxiliar armado adicto al régimen, aunque fuera de Cataluña tuvo muy poca aceptación.
   En 1924 se constituyó la Unión Patriótica, fuerza política impulsada y protegida por el gobierno, que significaba un intento de crear desde el poder un partido único para apoyar y colaborar con el régimen. Ideológicamente, era un partido de derechas, antiparlamentario, defensor del autoritarismo, monárquico y católico.  Careció de apoyos sociales.
   Uno de los fracasos de Primo de Rivera fue el problema del  regionalismo. Aunque la burguesía catalana había apoyado el golpe militar, la política de Primo de Rivera (prohibición de la bandera catalana, uso del catalán al ámbito privado, represión de las manifestaciones culturales y políticas del catalanismo, etc.) hizo que aquélla le retirará su apoyo y se produjera una radicalización del catalanismo, cobrando fuerza el Estat Català de Francecs Maciá.
   La cuestión marroquí fue el gran éxito del Directorio militar. Primo de Rivera, en un primer momento, era partidario de poner fin a la guerra, pero un hecho le hizo cambiar de opinión: la penetración de Abd-el-Krim, creyendo derrotados a los españoles, en territorio francés. Los franceses propusieron una operación conjunta, que culminó en el desembarco de Alhucemas (8 de septiembre de 1925). Las cabilas de Abd-el-Krim fueron derrotadas. A mediados de 1926, Abd-el-Krim se entregó a los franceses ante el temor de ser capturado por las tropas españolas. La victoria puso fin al problema marroquí, permitió restaurar el prestigio del ejército, garantizando la adhesión al régimen de los africanistas (Sanjurjo, Queipo del Llano, Franco, Millán Astray).

c)   El Directorio Civil

   A finales de 1925, tras el triunfo en Marruecos, entraron seis civiles (Calvo Sotelo, Aunós, etc.) a formar parte del Directorio, apareciendo así el Directorio Civil. Las principales actuaciones de esta etapa fueron las siguientes:
·         La formación de una Asamblea Nacional Consultiva. Su objetivo fundamental era la institucionalización de la Dictadura. Convocada en 1927 y compuesta por 400 miembros elegidos mediante sufragio restringido (afiliados a la Unión Patriótica, oficiales del ejército, obispos, representantes de los grupos económicos más poderosos del país, etc.). Su tarea principal fue la elaboración de una Constitución. El proyecto se presentó en 1929. Establecía un Estado sin soberanía nacional ni división de poderes, con una Cámara única, donde la mitad de sus miembros eran nombrados por la Corona, y otorgaba al rey una gran capacidad legislativa y ejecutiva, hasta el punto de que Primo de Rivera se opuso al texto.
·         La política social. Se trataba de una política social corporativa, es decir, trataba de conciliar los intereses de los patronos y de los trabajadores para que desapareciera la conflictividad social. Seguía la política corporativa del fascismo italiano. En 1924 se creo el Consejo Nacional del Trabajo, en el que estaban representados patronos y obreros. El gran impulsor de la política social de la Dictadura fue Eduardo Aunós, ministro de Trabajo. Aunós impulso la aprobación de una legislación social de carácter paternalista: Código de Trabajo (1926), que regulaba los contratos, los tribunales laborales y los accidentes; el subsidio de familias numerosas (1926); el seguro de maternidad (1929), etc. En 1926 se creó la Organización Corporativa del Trabajo, una organización mixta para la regulación de los problemas laborales. Se organizaba a través de los Comités Paritarios, en cada uno de los cuales el número de obreros y patronos era idéntico. Este organismo fue criticado tanto desde la derecha, que recelaba de la hegemonía socialista, como desde la izquierda, que consideraba la OCT como un instrumento para acabar con el sindicalismo de clase. La UGT colaboró y su líder, Largo Caballero, entró en el Consejo Nacional de Trabajo.

d)   El intervencionismo económico

   La Dictadura practicó una política económica caracterizada por un fuerte intervencionismo del Estado en todos los ámbitos de la economía. Algunas de las características de esta política económica fueron:
·      El control de todos los sectores productivos y la supervisión de las actividades económicas hasta en sus menores detalles (precios, volumen de producción, etc.). Se creó  un Comité Regulador de la Producción Industrial y cualquier empresa necesitaba permiso gubernamental para instalarse o trasladarse de localidad.
·      Las ayudas o subvenciones a las empresas nacionales.
·      El reforzamiento del proteccionismo económico para proteger los productos agrarios e industriales de la competencia extranjera.
·      El incremento de las inversiones públicas para financiar la construcción de redes de carreteras, obras hidráulicas y regadíos.
·      La creación de monopolios como Telefónica o CAMPSA (Compañía Arrendataria del Monopolio del Petróleo). Esta última controlaba en exclusiva la importación, refinado, distribución y venta de petróleo en nuestro país. El 30% de su capital era estatal y el resto de las acciones quedaron en manos de grandes bancos como el Urquijo, Banesto, Hispano, Vizcaya.
   Los resultados de esta política fueron la finalización de modernas obras públicas y el aumento de la producción (especialmente hierro, acero y cemento). La contrapartida fue el excesivo endeudamiento del Estado. Los grandes beneficiados fueron los grandes grupos capitalistas españoles.

e)   La oposición a la Dictadura. El fin de la Dictadura y la caída de la Monarquía

   La oposición a la Dictadura provenía de diversos sectores:
·      Los liberales y conservadores, que colaboraron con el Ejército en la preparación de diversos golpes de Estado.
·      Los republicanos, que constituyeron la Alianza Republicana en 1926, basada en la unión de diversas corrientes republicanas. Pedían un sistema democrático. Figuras destacadas fueron Manuel Azaña (Acción Republicana) y Alejandro Lerroux (Partido Republicano Radical).
·      Los socialistas que mantuvieron su apoyo hasta 1929, fecha en que niegan su apoyo a un plebiscito que Primo de Rivera pensaba convocar.
·      La CNT, que siguió actuando en la clandestinidad durante toda la Dictadura, por la fuerte represión a la que se vio sometida.
·      Los intelectuales (Miguel de Unamuno, Ortega y Gasset...) se opusieron sistemáticamente a la Dictadura. Otros colaboraron con la misma: Ramiro de Maeztu o Eugenio d´Ors.
·      Los estudiantes que se organizaron en la FUE (Federación Universitaria Española) y protagonizaron diversas protestas y manifestaciones. Fueron cerradas las Universidades de Madrid y Barcelona, y numerosos catedráticos como Ortega o Menéndez Pidal abandonaron sus cátedras y apoyaron a la FUE.
·      El Ejército que intentó en varias ocasiones derrocar al régimen (Sanjuanada en junio de 1926). Su oposición al sistema creció al establecerse un sistema de ascensos que se basaba en los méritos de guerra y no en la antigüedad.
   La decadencia de la Dictadura comenzó en 1928. Las razones son diversas: el creciente número de opositores al régimen, el deterioro de las relaciones de Primo de Rivera con Alfonso XIII, el aumento de la conflictividad social, las crecientes dificultades financieras del Estado, la enfermedad del dictador, etc.
   El 27 de enero de 1930 Primo de Rivera presentó su dimisión al monarca. Tras despedirse del país con un nuevo Manifiesto, se exilió en París donde murió dos meses más tarde.
   Después de la renuncia de Primo de Rivera, el rey nombró jefe de gobierno al general Dámaso Berenguer (gobierno calificado por la prensa como “dictablanda”). Los propósitos de este gobierno eran:
·      Reponer el sistema constitucional liberal. Era una vuelta al pasado, inaceptable para demócratas, republicanos y socialistas.
·      Salvar la figura de Alfonso XIII, evitando que el rey fuera considerado responsable del triunfo del golpe militar y de los seis años de la Dictadura. Propósito imposible porque se asociaba al rey con la Dictadura y Alfonso XIII era muy impopular entre las clases medias y los sectores obreros.
   En agosto de 1930 se firmó el Pacto de San Sebastián, en el que se agruparon los diversos sectores políticos y sociales opuestos a la Monarquía (republicanos, socialista, radicales, regionalistas), y que tenía como objetivo el establecimiento de la República. El Pacto contó con el apoyo de la CNT y de los intelectuales (Agrupación al Servicio de la República inspirada por Ortega y Gasset).
   A comienzos de 1931 el almirante Aznar sustituyó a Berenguer al frente de un nuevo gobierno que convocó elecciones municipales para el 12 de abril. Los candidatos socialistas y republicanos alcanzaron el triunfo en las grandes ciudades y en buena parte del país. Estas elecciones se convirtieron en una prueba del rechazo de la Monarquía por gran parte de la sociedad española. Alfonso XIII decidió aceptar la voluntad nacional, suspender el ejercicio del poder real y marchar al exilio. El 14 de abril de 1931 era proclamada la II República.

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